La magia de lo mundano

Metidos dentro de un caleidoscopio dando vueltas, el otoño nos deja la piel húmeda. Las hojas teñidas de dispersos colores ocupan todo el suelo, es hora de morir, postrar el cuerpo sobre el lecho frío dejarnos atrapar por las enredaderas. Me arrastro por el suelo, sólo veo niebla, ¿qué hay a un metro de mi? Escucho las pisadas de algo que se aproxima, introduzco con fuerza los dedos en la tierra húmeda, avanzó con las falanges cada vez más frías. El sonido cada vez más fuerte me atormenta, pero por fin me he liberado es hora de acabar. Mi respiración profunda se acelera más, espero que llegue para partir la madera en su cabeza. Pero no puede ganar la putrefaccion del alma.

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