24 de agosto

Alcanzar la nube onírica, estar a punto de saltar y volver a caer por el único agujero que estaba abierto.

Una vez leí que la sombra de una ciudad se parece a un electrograma, pero este lugar se queda en punto muerto cuando no estás. Y cuando me adentro a la ciudad con la esperanza de encontrarte por casualidad, aún sabiendo que no vas a aparecer, no dejo de mirar los ojos de las demás personas. Ninguna de sus miradas consigue confundirme tanto como la tuya. Y tan solo son horas lo que no estas a mi lado y cada vez te echo más en falta.

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